La voz como dolor sentío
- Tertuliana
- 11 nov 2020
- 3 Min. de lectura
No quiero que me digas dónde estás, ni si estás con alguien. Tilda
Título La voz humana ❙ Dirección Pedro Almodóvar ❙ Género Drama/Cortometraje ❙ País España ❙ Año 2020 ❙ Duración 30 min
El eco de la voz humana lleva sonando desde 1930. "Le he dado muchas vueltas al monólogo original de Cocteau", confiesa Almodóvar en el clip introductorio al cortometraje. Pero el texto y la voz se han enredado y la simbiosis ha cobrado vida, ha experimentado su segunda metamorfosis. La primera, en voz (y carne) de una Ana Magnani (1958) prodigiosamente desgarrada. En esta segunda, el desgarro ha dado pie a la ira en una perfecta síntesis superadora que honra a la tristeza y al dolor. Magnani gritaba a través del teléfono "¿Estás con ella? ¿Habéis hecho el amor esta noche? Dime, al menos, que no estás en nuestra habitación". Tilda Swinton susurra con desprecio "no quiero que me digas dónde estás, ni si estás con alguien". Su dolor no se proyecta hacia el futuro de su amante, sino que se ancla en el pasado que han compartido.

El dolor que entra en contradicciones, el único dolor, en este caso se mueve a sus anchas en un cinco horas con airpods que nos habla directamente sin romper ninguna pared - sólo quemándolo todo -. Tilda es Carmen pero también Marisa: La voz humana conforma un trampantojo almodovariano, una explosión definitiva de la figura de mujer que ha proyectado en otras películas. Porque si este corto nace como continuación de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), con un traje rojo que proyecta la línea entre las dos películas, ambas protagonistas se dan la mano en su misma terraza con la desesperación que se palpa en La flor de mi secreto (1995). Una mujer pegada a un teléfono, preguntándote si existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de salvar lo vuestro. El apego feroz las lleva a construir procesos similares, a vivir inmersas en tranquimazín hasta que la determinación acaba por romper con la estructura de mujer sufriente tan manida en el cine clásico para dirigir la acción al estilo Gena Rowlands en Gloria (1980).
En el ya mencionado clip que precede al corto, el director manchego defiende la construcción de un personaje con el que las mujeres de hoy en día puedan sentirse identificadas, tomándose las licencias pertinentes respecto al texto original. Para tal fin, la elección de Swinton no supone sólo un rotundo acierto, sino que dota de un magnetismo distinto a la chica Almodóvar, con la propia construcción del tándem deseo/sufrimiento mediante su propia interpretación. La mujer sufridora de La voz humana se mueve desde el mismo despecho, el mismo desapego y la misma desesperación que aquella de Magnani - metáforas explícitas como el hacha dan rienda suelta a este sentimiento -, con la diferencia de que esta vez el dolor se sabe sentido, se reconoce a sí mismo. Se trata de un sufrimiento desde la autoconciencia que, como pretendía Almodóvar inicialmente, se adapta al arquetipo de "mujer empoderada" que no limita sus propios sentimientos.
Estéticamente vuelven los colores planos, los rojos intensos y los decorados inhouse: la nave industrial en la que se desarrolla la trama está adornada con algunas de las flores de Almodóvar y con varias escenas mitológicas que nos traen a mujeres con poderío: Helena, Venus, Andrómaca. Tilda bien podría ser una más de ellas o un Sim controlado por la cámara, por nosotras mismas; es la sensación que nos da la abundancia de planos cenitales y el recorrido por espacios de líneas rectas, cuadriculados. A modo Las Vegas o Benidorm, el entorno hueco, artificial, contrasta con la explosión de emociones que en realidad encierra. La llama templada que la protagonista lleva dentro al principio del filme se va engrandeciendo con el desgarro, la desesperación deriva en este caso en una toma de decisiones potentes y conscientes que acabará por destruir este decorado. Un apego tan extremo no podía transformarse en nada más que fuego: la llama de la protagonista lucha contra su propio boicot.
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