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El poder de lo subversivo, hemos matado a Dios y a Hitler

  • Foto del escritor: Irene M.B.
    Irene M.B.
  • 5 jun 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 11 nov 2020

Tu madre me recibió. Ella es amable conmigo. Me trata como una persona. Elsa

Título Jojo Rabbit Dirección Taika Waititi Género Comedia, Drama País Nueva Zelanda Año 2019 Duración 108 min

El nazismo visto bajo los ojos de un niño no era algo nuevo en el audiovisual, por lo que salirse del protagonismo repetitivo ha pasado en Jojo Rabbit por dibujarnos a un pequeño raza aria fan de Hitler estilo superpop. Jojo Betzler es el personaje principal de una película que saca la subversión para ironizar, satirizar y profundizar en periodo de entreguerras con un estilo que nos recuerda a Sacha Baron Cohen. El niño que porta el uniforme de las juventudes hitlerianas mudará su piel y acabará por tener una relación conflictiva con su amigo imaginario antes del episodio veneno-bunker que ya todas conocemos.

Hitler es el personaje que actúa a modo de contexto. El nazismo viene a ser en el último filme de Taika Waititi la forma, no el fondo; más bien es una doble portada de la Bravo con un poster de Zac Efron. Utilizar lo dictatorial como vía de escape al humor más ridiculizante y político -¿cuándo no lo es?- siempre ha sido propiedad o reivindicación de los márgenes, de quien sufre la opresión y se ríe hacia arriba. Aquí hablamos de Hollywood, porque la comunidad judía fue pionera en la guionización de trabajos para la productora de masas en sus inicios y aún sigue latente. Nos encontramos en Jojo Rabbit una megaproducción que nos pone en bandeja el día a día de un niño que está tan unido a Hitler que le imagina como su mejor amigo.


El protagonista sigue la línea de la sociedad, más bien del poder y de lo que cree que vertebra su familia. Jojo actúa bajo el prensamiento equivocado de que su padre ausente luchar por la patria, cuando en realidad dedica su tiempo a la resistencia. Al igual que su madre, que bajo el perfecto disfraz de alemana ejemplar va dando tumbos por la ciudad a la par que organiza el movimiento contrarégimen justo antes de la irrupción de los aliados. La ingenuidad, su irrealidad inventada es el punto que conecta cada situación: la inocencia del que no deja de ser un niño en su ensoñación fenómeno fan con el líder del exterminio.


El cuarto miembro de la familia supone la pared que rompe el esquema de lo esperable. Unos ruidos en la parte superior de la casa alertan al pequeño de la presencia que descubrirá después: Rosie, su madre, está escondiendo a una joven judía que huye de los trenes sin retorno. Elsa Korr es una antigua compañera de clase de la hermana de Jojo, ya fallecida, que sobrevive y no pierde la rabia. La actriz que da vida a este personaje, Thomasin McKenzie, resumió en perfectas palabras lo que supone el método del director:

utiliza el humor para ridiculizar a Hitler y aniquilarlo, matarlo a través de la risa

Ya matamos a Dios y ahora parece que también a Hitler. Esta vez de una forma brutal y honesta. Es en la relación de Elsa y Rosie donde vemos resumida la moral de la película. La fuerza y la resistencia concentradas en dos cuerpos que se dan cita cada noche en un habitáculo diminuto, el único espacio que les dejan ocupar y aun así en silencio, bajo la eterna sospecha. La falta de libertad deriva en sus conversaciones en un hilo de esperanza que sólo se sostiene entre ellas, que flaquea si una se va. A su modo se mantienen vivas.


En el papel de Rosie se mezclan salvación y vulnerabilidad de tal manera que no llegan a distinguirse, porque la valentía siempre fue miedo y rabia, y ya dejamos de querer ser valientes cuando fue la única salida que se nos permitía. Por eso la pregunta de Elsa, ¿qué es ser una mujer? resume todo lo que vendrá después. You look a tiger in the eye. And trust without fear, that’s what it is to be a woman, responde la interpretación de Scarlett Johanson, situando las palabras en el lugar que las corresponde para mostrar una de las realidades de sometimiento más crudas. Lo subversivo cobra en Jojo Rabbit diferentes formas. Todo lo que es irónico es político y las características de los personajes lo demuestran. Hollywood se sostiene sobre la comunidad que con su escritura ya mató al dictador.

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