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El lamento del indie

  • Foto del escritor: Irene M.B.
    Irene M.B.
  • 14 jun 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 11 nov 2020

No debería molestarte que me acostara con ella sino que me riera con ella. Charlie

Título Historia de un matrimonio Dirección Noah Baumbach Género Drama País Estados Unidos Año 2019 Duración 136 min

Baumbach parte de la ventaja histórica de haber dirigido la maravillosa Frances Ha (2012) y del perjuicio de la repetición ya manida. Nos habla del deseo desde otro histriónico matrimonio heterosexual, nos interpela desde su propio lamento. Nicole y Charlie protagonizan esta película, dos personas que se mueven dentro de la escena cultural newyorkina mientras su relación se desmorona. Ella es una actriz que arrastra haber abandonado su carrera en el cine por trabajar en la compañía de teatro independiente de su marido, un ser altivo que con aires de superioridad vive sus obras con una intensidad que exige y agota.

Jugar con el deseo y las frustraciones le ha dado a Baumbach el coctel emocional perfecto para abrir una ventana al complejo emocional que estructura un matrimonio, en este caso el suyo. Aquí ni autoficción ni nada, pura exposición intimista y desnudo bien guiado, pornografía de un divorcio empapado de subjetividades. Scarlett Johanson y Adam Driver nos llevan de la mano como al bebé triste para contarnos una historia que se tambalea entre conexiones pasionales de lágrima fácil.


Ambos protagonistas se construyen en la complejidad emocional, el detallismo con el que se han elaborado sus fuerzas y carencias es palpable. Las frases lapidarias que pellizcan la racionalidad y nos tocan la experiencia suponen puntos cortantes de la película, con el monólogo de Nicole como momento de brillantez -yo no era muy mía, se notaba en cosas pequeñas, tontas, y en grandes también- y efecto espejo, nos vemos reflejadas siempre en algún giro de guion. Sin embargo no consigue romper con ciertas cadencias del director en crisis, damos con un hilo conductor que bucea en el narcisismo masculino: amigas, volvemos a encontrarnos con dos horas del lamento de un hombre.


Partimos de un relato autobiográfico que pretende interrogar al deseo, mirarlo directamente a la cara y plantear qué pasa después, cuando ya no queda ni rastro y el rencor lo empaña. Pretende ser una narración sobre la dureza del reproche y hasta ese instante no ponemos pegas. Después se te atraganta a partes, huele a ego desde aquí. Nada nuevo hay en esta tendencia del hombre heterosexual a mirarse hacia dentro con cierta superioridad, pero igual en esta historia el lamento consigue proyectar una imagen de sí mismo y sobre todo de su ex mujer que nos llega distorsionada e injusta. Ha creado una producción audiovisual para purgar sus penas.


La frialdad de trato se mueve en sintonía con el contexto de un país que vive inmerso en la rentabilidad y la comercialización. El leitmotiv podría ser hasta del desastre emocional sacaremos beneficio, una frase escrita para la abogacía que se involucra en el proceso de duelo matrimonial. Destacar en este punto a la maravillosa Laura Dern en su papel judicial representando a la parte femenina del conflicto, que interpreta una pieza de guión de aplauso infinito:

Porque la base de nuestro cuento judeocristiano es María, madre de Jesús, y ella es perfecta. Es una virgen que da a luz, apoya incondicionalmente a su hijo y sostiene su cadáver al morir. Y el padre no está ahí. Dios está en el cielo, Dios es el padre, pero Dios no apareció. Así que tú tienes que ser perfecta, Charlie puede ser un desgraciado, y no importa. Siempre serás evaluada con un estándar más alto.

En su relación con Nicole, en la de la madre con su yerno o en la del matrimonio mismo en algunos momentos, vemos un protagonismo de los cuidados que fluctúa. El intimismo de las conexiones personales se traduce en la necesidad de intentar cuidar a pesar del orgullo. Ser buena gente como prioridad hasta la última escena, un objetivo que lucha con los peores sentimientos durante el divorcio y que por supuesto sale perdiendo. Situando los gestos amables en el centro de los momentos más grotescos quiere transmitir la falta coherencia y sensatez de un mundo que nos aboca al desastre emocional palmario en el capitalismo.


En definitiva, y teniendo en cuenta que la base del largometraje vuelve a ser el lamento de un hombre con un ego de aquí a Burgos, podemos decir que baila entre contradicciones, que a la par que palpamos las carencias, alabamos las experiencias que nos tocan y los temas bien tratados. Que la película tiene pretensión de disculpa y es una contradicción en sí misma, que las opiniones que tenemos sobre ella también lo son y en ellas nos movemos.

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