La última generación de obreros
- Sofía Á. J.
- 30 nov 2020
- 7 Min. de lectura
Sientes que toda tu vida se te ha engañado, que todos los años en la cárcel te los has pegado para nada. Eso es terrorífico
Título El año del descubrimiento ❙ Dirección Luis López Carrasco ❙ Género Documental ❙ País España ❙ Año 2020 ❙ Duración 200 min
Droga. Pobreza. El acuífero contaminado, el aire contaminado. El mar, la prostitución. Educación, refinería. La mina. El colegio, ¿estudiaste esto ayer con el abuelo? El turismo. Hemos perdido la identidad. La oficina, el taller, la frutería. Todos nuestros tomates, los buenos, se van para afuera. Se los comen fuera. La Unión es una ciudad dormitorio. El bar. La calle, la noche. Bienvenidos a la Expo del 92. España es un país moderno. Viva Europa. Todos los días es fiesta. Una obra sobre los contrastes, los bordes difuminados y los márgenes. Una cinta sobre los límites. Una película para conversar con el presente. Que acaba en llamas. Una historia escrita desde la rabia y desde la nostalgia, desde el cariño a la tierra. Para construir conciencia obrera, la tarea más ardua es luchar contra un olvido hegemónico inducido. ¿Por qué ardió el Parlamento murciano?

El bar como lugar de encuentro
En ¿Qué es realmente un estudio de edición?, el cineasta checo-alemán Harun Farocki alaba el “fuerte efecto” conseguido por Warhol cuando superpone o yuxtapone dos imágenes; impresión que le inspiraría para producciones propias posteriores como Creía ver prisioneros (2000) o la exploración bélica Serious Games (2010). Una proyección doble, para Farocki, “no supone ya un desafío, pues las salas de cine independiente, además de los 35 y los 16 mm, disponen de proyectores para los más diversos tipos de soportes analógicos y digitales”. En todo momento, no obstante, resalta la importancia de la elección de esta proyección doble pueda justificarse con el objetivo propio de la cinta. El director actual parte de la posibilidad tecnológica y cuenta con esta metodología a su favor para hablar de la realidad de la clase obrera. ¿A qué se debe la elección de Luis López Carrasco? ¿Cómo avanza la fotografía de Sara Gallego hacia esta unidad de sentido político?
Más ensayo, menos afirmación. Evitar la univocidad de sentido sin perjuicio de la claridad. ¿Una nueva retórica precisa siempre una sintaxis propia? Harun Farocki
El año del descubrimiento navega en el diálogo social intergeneracional desde la óptica de los afectados. Y sus elecciones formales no son casuales – si es que alguna vez lo son –. El montaje refleja a una población diversa, pero unida en el desamparo: provoca, compara y superpone para, como Warhol, provocar un “fuerte efecto” en las "butacas", en un ejercicio experimental, no novedoso, que cruza las miserias más idiosincráticas de España con sus mentiras más internacionales, sus aspiraciones más vacías. El mapa europeo se achica a la izquierda mientras, a la derecha, una señora pela patatas en su cocina. De fondo, suena el Ay, Manuela de la Brigada Lincoln. En el primero de los espacios que presenta, el bar, se reúne a quienes vivieron el año 1992 y a quienes aún no habían nacido (“aunque no lo recuerde sí que lo he vivido”, expresan sus protagonistas). El hilo conductor que reúne y aísla a todos los protagonistas.
Reinan los detalles y las sutilezas que vertebran los engranajes de la crítica de López Carrasco. Los jóvenes brindan en alemán, Prost. Los jóvenes murcianos han tenido que irse, salir a buscar un futuro. "Yo quería salir de casa, y la única forma era trabajar y marcharse", cuenta una mujer perteneciente a la generación anterior. ¿Hemos cambiado tanto? "Tanto que nos quejamos de antes, ¿es mejor ahora? (…) Vivíamos más tranquilos, podías dejar una puerta abierta". Su hija se escandaliza. Mamá, cómo puedes decir eso. Con todo lo que os hacían antes, con todo lo que le hicieron a nuestra familia. Mamá. Existe una generación intermedia, una generación pasada y una presente. Pero en la narrativa no puede distinguirse el pasado del presente. Una pregunta ronda las conciencias: ¿Vivimos mejor que nuestros padres?
La fundición o la oficina
Los espacios vehiculan el documental. El diálogo continúa, pero la historia se traslada al epicentro de las infancias de "la última generación de obreros, los nacidos en los 80". Si el bar era un lugar de encuentro, la fundición es un lugar que contrapone. Y, frente a ella, se sitúa la oficina: “la jaula de oro”. Las conversaciones se separan mediante cortes en negro. Cortes que son tan bruscos como los contrastes que se presentan. No hay fundidos que correspondan a vocaciones meramente a lo estético, los saltos de montaje indican la dirección de descenso hacia el siguiente nivel de este particular infierno de Dante.
Conocías el trabajo antes que todo lo demás. Conocías el trabajo antes que el amor.
Un trabajador explica en qué consistía el “turno americano”: no había días de fiesta. Trabajabas una semana y luego tenías “saliente y un día”, otra semana y “saliente y un día”, y a la tercera, “saliente y nueve días”. No había descanso, pero cada 21 días había vacaciones. Moler de noche es más barato. Otro trabajador relata cómo tenía que tomar pastillas por la ansiedad, cómo le tenía tal miedo a la noche que no lograba conciliar el sueño. Una empleada relata cómo era entonces su jornada laboral. Eran mucho, 14.000 pesetas. En verano 24. Planchábamos y hacíamos todos los servicios. El documental indaga en los orígenes de esta profunda incomprensión, de cómo el capitalismo, en el año 92, consiguió arrebatar la dignidad de las vidas obreras mientras daba la mano al “progreso” de la mano de Expos y Uniones supranacionales.
“En la oficina es todo más, cómo te diría, no quiero decir clasista, pero lo es”, afirma una trabajadora que ha pasado por ambos espacios. “El ambiente allí es mucho más amigable, en la oficina todo es una carrera". La falsa creencia de una clase media, unos privilegiados que se escapan a las deleznables condiciones de la mina, no hace sino aislar y atomizar a una parte misma de la clase obrera. Los trabajadores que salieron de la explotación minera y ahora pasan por la oficina, pero que han de competir por su ascensión. Por la subida de su salario. Por seguir un día más. "Yo sé que el valle de escombreras está ahí y van a seguir contaminando, entonces prefiero beneficiarme de ello, no voy a hacer manifestaciones diciendo que se vayan las empresas porque me beneficio de ellas (…) luego está el otro bloque que prefiere no tener ese dinero, pero tener una calidad de vida mejor”, dice otra de las trabajadoras. ¿Quiénes son los privilegiados?
Los escombros
Los telones de fondo de El año del descubrimiento son importantes. Al inicio del documental, puede oírse de fondo en la radio del bar, mientras uno de los trabajadores saborea un carajillo, que "en Cartagena se habló catalán durante 300 años". Aníbal salió de Cartago a conquistar Roma. Cartagena fue la última base naval que le quedó a la República, y el franquismo no perdona. Para ellos es "una ciudad de rojos". El documental indaga en el pasado, en las raíces y en los enfrentamientos. Dos profesoras discuten sentadas a una mesa sobre el requisito de hablar la lengua cooficial para ejercer en el País Vasco. “Es una discriminación, es un insulto. Hay familias separadas”, dice una. “A mí me parece totalmente lógico, soy menos válida porque me falta una parte de su cultura, es evidente”, afirma la otra.
Una mesa de esta “generación intermedia”, la última generación de obreros, dice que los jóvenes de hoy en día no tienen ni idea de política, “que no saben ni qué partido está en el gobierno”. Ellos celebran los avances que ha conseguido la democracia. En el siguiente plano, un grupo de jóvenes discute sobre los orígenes del concepto de “Estado” con la caída del absolutismo. “Mi patria es la gente que conozco, no va más lejos”, dice uno de ellos. Estos son jóvenes que tienen formación, que tienen educación y han podido vivir una vida digna, que han sufrido la crisis de forma “colateral” y de los que cabe esperar esas reflexiones. Quizás la mujer no se refería a estos jóvenes, se piensa. Se refería a los otros, a los que no tienen formación. Y es que el documental también ahonda en los prejuicios del imaginario colectivo. Acto seguido, aparece una mesa de esos jóvenes que han crecido con turnos deshumanizados de trabajo, “que no han salido del pueblo”. Hablan sobre traer la mili de vuelta o no hacerlo, en una conversación confrontada en un solo disparo, sin plano-contraplano. Sobre el naufragio del sindicalismo. “Ahora no hay conciencia de clase”, dice una de ellos. Las tres generaciones parecen hablar idiomas distintos, pero usan las mismas palabras. “Hay que hacer una huelga, pero una huelga de verdad".
“Así piensa gran parte de la clase obrera, en defender al que le paga porque la necesidad va delante de cualquier cosa”, dice una de las jóvenes. Dos trabajadores se miran a los ojos, miran el humo del cigarro. No podía dormir. Tomaba pastillas, para la ansiedad. ¿Cuál de todas es la generación engañada? ¿Quiénes son los ignorantes? ¿Qué impide que se una la clase obrera?
Años después, siempre me paraba de forma inconsciente delante de la fábrica. Tenía algo. Hoy sólo hay escombros y aún no sé lo que es.
El parlamento
Durante doscientos minutos, el documental aborda incomprensiones muy complejas que devuelven siempre al mismo culpable, – aunque los participantes de estas conversaciones parezcan, a veces, renegar de ello y culpar a sus homónimos – el capitalismo. Incomprensiones, en efecto, pasadas, presentes y futuras. Desde la decepción con el sindicalismo, así como la propia defensa de éste, hasta la “cara oculta” de la entrada a la Unión Europea. Hubo 127 movilizaciones en 180 días. Según la televisión, en el 92 España era el país de las maravillas. "No teníamos que tener una justicia única, la indemnización por despido no tenía que ser igual pero sí la moneda".
En el año 92, en Cartagena, pararon todas las fábricas. Se produjo una huelga de hambre y un misterioso incendio en el Parlamento, del cual nunca llegó a concretarse el culpable. "Al alcalde socialista le temblaban las manos para leer el discurso, porque le estaban presionando desde arriba. Sientes que toda tu vida se te ha engañado, que todos los años en la cárcel te los has pegado para nada. Eso es terrorífico". Recuerda uno de los obreros. Se trata de una de las películas más importantes para entender qué ha vivido y sigue viviendo la clase obrera en el país. No sólo se descubre el año, también el relato y, sobre todo, el barro finisecular del que se arrastran lodos neoliberales. Aquella España próspera y moderna, que nunca existió pero aún hoy intenta imponerse, forma parte de la identidad de más de tres generaciones. A las que une mucho más que separa.
Aquello era mostrar ostentación cuando lo que aquí se vivía era dolor.
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